La isla de Hawaii tiene las tarifas de electricidad más caras de los Estados Unidos, su comunidad impulsó en la última década el uso de paneles fotovoltáicos y el 12 por ciento de sus pobladores ya hace un uso intensivo de esa alternativa. La empresa monopólica que brinda el servicio eléctrico busca ahora limitar ese crecimiento exigiendo que se limiten los apoyos estatales a la energía solar.
La empresa Hawaiian Electric Co (HEC), que maneja la principal red eléctrica del archipiélago norteamericano del Pacífico, está presionando desde 2013 para frenar el impulso que la energía solar tiene en ese estado.
Una de las primeras medidas contra esa expansión fue el intento de limitar la instalación de paneles solares residenciales en algunas áreas con la excusa de que el sistema no estaba todavía en condiciones de recibir la energía que esta tecnología devuelve a la red.
Luego de un estudio técnico, se demostró que con algunas reformas el sistema podría soportar mucha más energía solar que la que circulaba en la red e intimó a Hawaiian a mejorar sus instalaciones o demostrar la causa por la que no podría hacerlo.
Otra medida tomada por HEC fue la rebaja a la mitad del precio que paga a los particulares por la energía que inyecta a la red. Una política común del lobby de las eléctricas, que también tuvo su correlato en otros países como España, donde la administración de Mariano Rajoy impuso cambios que impidieron el cobro por la energía volcada a la red y provocó un enorme retroceso en la generación de energía renovable.
Ese punto es central en la lucha de las distribuidoras contra la instalación de paneles fotovoltaicos. Las compañías, que hasta ahora se limitaban a cobrar el servicio, no están dispuestas a pagarles a sus usuarios por la energía que devuelven a la red.
Los hawaianos pagan las tarifas eléctricas más altas de los Estados Unidos, 38 centavos de dólar por kilowatt/hora contra los 13 centavos promedio del resto del país. La abundancia de sol en la isla la convierte en un lugar ideal para el desarrollo de una energía renovable que ha bajado sus costos en un 64% desde 2010.