El martes 2, en el marco de una reunión en la UNESCO, el ministro de Educación argentino y la ministra del área de Finlandia firmaron un Memorandum de Entendimiento para que la Argentina reciba asesoramiento de los europeos en materia de diseño educativo y formación docente. Un acuerdo presentado como una búsqueda de mejora en la excelencia educativa, pero que encierra un negocio de escasa trascendencia pedagógica.
«No debemos ser tan ingenuos como para seguir ayudando a otros por la bondad de nuestros corazones. Después de todo, el objetivo es lograr crecimiento y éxito en los negocios «, explica Marianne Huusko, la Embajadora para la Exportación Educativa finlandesa, en el sitio oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. La funcionaria deja en claro la finalidad para nada pedagógica del programa que dirige y que intenta vender a otros países desde 2015. Una muestra sin disimulos de que para los equipos que exportan el promocionado “milagro finlandés” la educación es una mera mercancía.
¿Más pruebas? En marzo de este año, el Ministerio de Educación y Cultura finlandés publicó un Informe del Plan de Acción para la Marca Global de Educación de Finlandia, escrito por el estadounidense William Doyle, profesor de la Eastern Finland University. Allí advierte que para promocionar su sistema educativo, Finlandia “necesita emitir una invitación convincente, con una poderosa historia de marketing, basada en la imaginación y la evidencia». Cuánto de marketing e imaginación y cuánto de evidencia pedagógica hay en las asesorías, es fácil imaginarlo.
La firma de un convenio de asesoría entre los ministerios de Educación de la Argentina y de Finlandia, en París, en la última semana incorpora a los argentinos a la clientela finlandesa. Para que no queden dudas, la rubrica tuvo como escenario paralelo la visita de la ministra de Economía finlandesa, Mirka Lintilä, a Brasil y la Argentina para ampliar las exportaciones en Sudamérica. El interés en ampliar el negocio de las asesorías educativas fue uno de los temas centrales de esa gira, que culminó el miércoles 3 en Buenos Aires, un día después del encuentro entre el ministro de Educación argentino, Alejandro Finocchiaro y su colega finlandesa, Sanni Grahn-Laasonen.
El ministro Finocchiaro se apuró a aclarar que el convenio no pretende copiar el sistema finlandés. “Uno no puede trasladar modelos de un país a otro, sin tener en cuenta los distintos desarrollos, historia, idiosincrasia, costumbres. Sí creemos en ver buenas prácticas y ver si pueden adaptarse a nuestro país”, explicó Finocchiaro.
Suena lógico. Si la Argentina quisiera copiar el modelo finlandés al pie de la letra tendría que tomar, entre otras, estas medidas:
- Un sistema educativo completamente gratuito para todos los alumnos desde el preescolar hasta la universidad, con una presencia irrelevante de la educación privada.
- Entrega gratuita del material educativo (útiles y libros) en todos los niveles.
- Almuerzo gratuito para todos los alumnos y pago del transporte a los que tengan que desplazarse a más de 5 kilómetros para llegar a la escuela.
- Una infraestructura que permita que el número de alumnos por aula no sea superior a 25.
- Un salario docente que en las escuelas primaras sea de aproximadamente 60 mil pesos y en las universidades de 72 mil pesos mensuales.
Lo que no parece lógico es pagar a asesores pedagógicos que han sido formados en un sistema con tantas diferencias y que, por ejemplo, desconocen cómo encarar la educación de alumnos subalimentados con problemas cognitivos o analizar los matices que plantea un territorio con la extensión y la variedad comunitaria de la Argentina, cuya superficie es más de ocho veces mayor que la de Finlandia.
Negocios, no pedagogía
Hay en la Argentina y Latinoamérica pedagogos con la capacidad de organizar sistemas educativos que atiendan las necesidades de la población con mucha más eficacia que técnicos que llegan desde el Primer Mundo a tratar de interpretar una sociedad que desconocen. Pero el centro de la cuestión es que el convenio con los finlandeses obedece más a cuestiones de política económica que de un interés real en mejorar la Educación.
Finlandia es uno de los países con mejor puntaje en las Pruebas Prisa, un ranking creado a pedido de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un consorcio de países que fija líneas de acción para el crecimiento y el desarrollo, de acuerdo con la mirada neoliberal de la economía, un pensamiento que los países de la OCDE consideran único e irremplazable.
Contratar al “milagro finlandés” es una carta de presentación en ese ámbito. Finlandia lo sabe y por eso adoptó como eslogan de su programa internacional educativo la premisa: “Soluciones de clase mundial para mercados globales”.
El gobierno de Cambiemos busca que la OCDE incorpore a la Argentina como miembro pleno y se aplica en cumplir con las exigencias de ese organismo, entre las que figura la unificación de políticas orientadas a considerar a los sistemas educativos como propulsores de un concepto mercantilista de la enseñanza, en el que la meritocracia sea el eje del sistema, por encima de cualquier necesidad comunitaria.
En julio, la OCDE presentó sus recomendaciones para que la Argentina pueda aspirar a sumarse a ese club selecto. En la página 29 de ese documento plantea: “Mejorar el acceso, calidad y equidad educativa debería ser una prioridad”. Tres meses antes, el gobierno argentino le había acercado al organismo su Plan de Acción para lograr el apoyo de la OCDE a sus políticas. Uno de sus 16 puntos se refería a “educación y competencias”.
La ecuación marketinera del acuerdo de asesoría con los finlandeses cierra en todos los sentidos. El gobierno argentino sostiene que está contratando a un equipo de excelencia para mejorar la Educación y Finlandia logra un nuevo cliente para llegar a la meta de recaudar 350 millones de euros en 2018 con la exportación de su modelo educativo, tal como lo explica el sitio oficial de su Ministerio de Relaciones Exteriores.
Es lo que deja traslucir el compromiso de cooperación firmado entre los dos gobiernos en París, que consta de ocho puntos lo suficientemente imprecisos como para que cualquier negocio con pantalla pedagógica pueda entrar en el futuro cercano.
Eduardo Blanco
Para más información sobre este tema:
Ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia
http://formin.finland.fi/public/default.aspx?contentid=352318&contentlan=2&culture=fi-FI
Sitio oficial del programa exportador educativo de Finlandia
1 comentario. Dejar nuevo
Hola, recomiendo el articulo el articulo «Why Finland has the best schools by William Doyle» donde el autor relata la experiencia de su hijo durante seis meses en una escuela finlandesa. https://www.waldorfsandiego.org/why-finland-has-the-best-schools-by-william-doyle/