Luis “Toto” Caputo es el funcionario estrella del gobierno de Javier Milei y uno de los pocos en los que el presidente parece confiar. Eso le ha permitido concentrar una porción importante del poder para manejar la macroeconomía a discreción. Esa confianza presidencial no es compartida por los mercados. Alejandro Werner, ex jefe de Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y uno de los responsables de la negociación de la deuda tomada por Mauricio Macri en 2018, recuerda en el libro La Argentina en el Fondo, escrito junto al periodista Martín Kanenguiser, por qué consideraron en junio de 2018 que la designación de Caputo en el Banco Central era una pésima noticia:
“La designación de Caputo fue otro gran error de Macri. Dujovne tendría que haberlo evitado como ministro de Hacienda y responsable del nuevo programa, para hacerle entender al presidente la necesidad de contar con un banquero central experto en política monetaria, macroeconomía y finanzas, virtudes que difícilmente un operador de mercado pudiera tener. Caputo no tenía ninguna de las cualidades que se requerían para el cargo (…) En una conversación me explicó que necesitaban cierto espacio para interactuar en los mercados en términos de intervención cambiaria y que su apodo era el “Messi de las finanzas”, aunque sin duda ese año no fue bueno ni siquiera para el verdadero astro del fútbol argentino. Aún si aceptamos que fuera como ese brillante futbolista (aunque en toda mi trayectoria de más de dos décadas ni siquiera había oído de él ni había escuchado que fuese como Gabriel Batistuta, menos Messi), era muy diferente ser jugador que referí”.
“Ningún economista que conozco argumentaría que es óptimo mantener una apertura de la cuenta de capitales, no contar con un esquema monetario sólido y utilizar como ancla la intervención discrecional en el mercado cambiario (…) Esas eran cuestiones sobre las que Caputo ni argumentaba; su formación le impedía ver el largo plazo y la interacción entre las decisiones monetarias, cambiarias y fiscales. Él pensaba que si le `ganaba la pulseada al mercado´ un día todos los problemas se solucionarían”.