A partir de enero, el ayuntamiento de Madrid cederá a grupos de vecinos 20 predios municipales que están en desuso y serán utilizados para diversas actividades propuestas por la comunidad, cuya finalidad no debe perseguir el lucro. Con esta iniciativa se pone en marcha una nueva figura comunal denominada “cooperación público-social”, que busca darle un destino de interés comunitario a sitios que están abandonados y deteriorados. Viejas salas de cine, antiguos mercados de frutas y verduras, y oficinas que llevan años sin actividad serán cedidos a las organizaciones seleccionadas para recuperar los espacios en cada barrio.
El medio centenar de organizaciones que se hará cargo de los espacios cedidos por el ayuntamiento tuvo que cumplir con los requisitos de tener arraigo en el barrio, entidad jurídica, una trayectoria comprobable y estar dispuestas a cooperar con otras entidades. Los proyectos presentados debían ser iniciativas sin ánimo de lucro y fueron analizados a partir de las necesidades de los vecinos.
Los adjudicatarios, con una cesión limitada en el tiempo, asumen los gastos de conservación y mantenimiento de los locales, los impuestos, tasas y demás tributos que su ocupación genere. Están prohibidas expresamente las actividades que no respeten los derechos humanos y que contravengan el principio de igualdad y discriminen en razón de género, origen racial o étnico, edad, discapacidad, religión o creencias y orientación sexual.
El de los cines Godella, con 1700 metros cuadrados, será el primero de los predios que se entregue a la comunidad durante la segunda quincena de enero. Luego seguirán la denominada Casa del Cura, un solar de 800 metros cuadrados que fue restaurado y amueblado a un costo de 235 mil euros, derivados del presupuesto participativo de la comuna.
Entre las múltiples actividades que se desarrollarán en los centros cedidos figuran el asesoramiento a víctimas de violencia machista, acompañamiento a familias que necesitan el apoyo de los servicios sociales, distribución de alimentos, ropa o juguetes, ayuda en la búsqueda de trabajo, desarrollo de programas contra el absentismo escolar, huertas comunitarias y hasta un cine de barrio.
El proyecto más ambicioso de la cooperación público-social es el del Campus Asociativo de Madrid, que se levantará en cuatro pabellones de un viejo predio ferial con la idea de que las 2.287 asociaciones, 101 federaciones y 22 fundaciones inscriptas en el ayuntamiento puedan tener allí un espacio que les sirva de sede y donde puedan organizar exposiciones, una medida que permitirá a las entidades sin fines de lucro resolver las dificultades de destinar parte de su presupuesto al alquiler de oficinas. El monto que se destinará al proyecto es de 9 millones de euros y contempla también la creación de una Escuela de Formación para entidades ciudadanas.