A principios de la década de 1960, la región de las Highlands e Islas de Escocia estaba prácticamente abandonada y su escasa población sobrevivía con pequeñas unidades agrícolas incomunicadas y con serias dificultades para desarrollarse. A partir de 1965, el gobierno escocés creó una agencia autónoma destinada a reactivar esa zona con financiación estatal y privada, pero atendiendo a un claro proyecto de desarrollo en el que intervinieron especialistas de todas las disciplinas, inversores privados y un fuerte compromiso de las comunidades que se fueron formando. En medio siglo de trabajo, las Altas Tierras escocesas son líderes mundiales en áreas como la energía renovable marina, la cría de salmón, las investigaciones sobre la diabetes, la internet de alta velocidad y la cesión de tierras a las comunidades para su mejor desarrollo.
La mitad del mapa escocés muestra en el norte una región difícil para la vida comunitaria. La geografía montañosa y árida de la zona sumada a la disolución de los clanes que produjo una diáspora en el siglo XIX, hicieron de esas tierras un desierto improductivo que se convirtió en un problema económico para Escocia durante un siglo. La población y la actividad se había concentrado en el sur del país y la supervivencia en las Highlands, con apenas 225 mil habitantes, dependía de un giro que permitiera la repoblación y la reactivación.
Con ese fin, el gobierno escocés creó en 1965 una agencia de promoción denominada Junta de Desarrollo de Highlands and Islands (HIDB, por sus siglas en inglés), que luego cambió su nombre por el actual Higlands and Islands Enterprises (HIE). Si bien la propuesta era ambiciosa, los primeros pasos fueron modestos apoyos a los pobladores y empresas que ya estaban establecidas e inversiones inmobiliarias con vistas a proyectos futuros, al mismo tiempo que se organizaba una campaña nacional que atrajera especialmente a los jóvenes para animarlos a poblar las Highlands. En la primera oficina de la Junta trabajaban solo seis personas.
Desde sus inicios, el HIE se conformó con especialistas elegidos por su capacidad profesional e intelectual. Abogados, empresarios, técnicos, profesores universitarios, expertos financieros, economistas, periodistas, técnicos culturales; fueron algunas de las profesiones seleccionadas para conformar el comité encargado de diseñar el proyecto político, analizar posibilidades y decidir el financiamiento de los proyectos prioritarios.
El descubrimiento de petróleo en el Mar del Norte fue un golpe de suerte que potenció el plan durante los primeros años, hasta que la crisis de 1973 provocó las primeras dificultades. Pero para entonces el HIE había diversificado sus proyectos y empezaban a rendir frutos algunas ideas innovadoras como la cría de salmón, el desarrollo de equipos para obtener energía alternativa del mar y una fuerte campaña para promover el turismo en la zona.
Un repaso por las acciones que llevó adelante el HIE en medio siglo permite entender el alcance y la flexibilidad instrumental del proyecto para poder sostenerse y crecer:
- Financió ideas que les presentaron empresas o particulares y que consideraron factibles, aunque no hubiera antecedentes en el tema. El caso más emblemático fue el de la cría del salmón, un proyecto experimental que demoró más de una década en convertirse en la industria que hoy exporta a todo el mundo.
- Decidió mantener tradiciones que sirvieran al arraigo de los pobladores. En el ámbito cultural apoyó la enseñanza del gaélico, el idioma de la región, y de las artesanías y la gastronomía local. También tomó la decisión de recuperar la fábrica Harry Tweed, que confecciona las famosas telas escocesas. Mantuvo esa empresa a pesar de que durante varios períodos tuvo serias dificultades financieras.
- Al mismo tiempo que se iban desarrollando industrias, el HIE tuvo una política de vivienda que contemplara las necesidades de los trabajadores que llegaban atraídos por la oportunidad laboral.
- En determinadas circunstancias, el HIE intervino directamente en la solución de conflictos laborales. En 2010, frente a una reestructuración decidida por el Ministerio de Defensa, gran parte de la población de Moray perdió su trabajo. El organismo creo un comité especial para considerar qué producción alternativa podía pensarse para la zona, con la participación de los propios desempleados. Así encontró la solución al problema.
- La necesidad de establecer líneas de comunicación en terrenos geográficamente tan complicados llevó a pensar en soluciones que incluso fueran antieconómicas. Por ejemplo, durante un tiempo funcionó un servicio aéreo de dos minutos entre lslas Westray y Papa Westray, promocionado en su momento como el vuelo más corto del mundo”.
- Si bien el proyecto estableció desde un principio la necesidad de contar con capital privado e inversiones extranjeras y ayudar en la financiación de emprendimientos particulares, siempre se buscó que esos capitales estuvieran en función de las necesidades del proyecto. Así fue como se apoyó la instalación en la región de la multinacional Unilever para la cría del salmón, pero cuando esa empresa intentó expandir ese negocio, en 1975, la Junta lo impugnó porque consideró que permitir esa práctica “podría limitar el desarrollo del sector de la acuicultura en la región”. Con cierto sarcasmo, Unilever le vendió la patente del frustrado negocio a la Junta por una libra.
- Desde un primer momento la reactivación de las Highlands se pensó con un perfil comunitario en el que la participación y la opinión de los ciudadanos fuera un factor determinante.
- HIE desde el comienzo tuvo la libertad de comprar tierras que considerara aptas para los desarrollos que aprobaba. Eso permitió que se facilitara la concreción de algunos emprendimientos que no contaban con tierra para su explotación.
- En 1976, HIE publicó su Estrategia de Desarrollo de Tierras, el primer documento en el que pedía una reforma agraria que daba más poder a arrendatarios y campesinos para usar la tierra para su provecho. 21 años después, en 1997, se aprobó la Ley de Transferencia que permite la propiedad de tierra comunitaria. El Ministro de Estado escocés, Brian Wilson, aprobó que HIE pueda contar con una Unidad de Tierras Comunitarias para que apoye ese traspaso de tierras fiscales a las comunidades.
- En 2002, la HIE crea un departamento autónomo para impulsar el financiamiento de las empresas de economía social, a las que identifica como aquellas que tienen un propósito que beneficie a la comunidad y le de preferencia a la reinversión local en lugar de repartir beneficios con sus accionistas.
- Tal vez el mayor logro de este proyecto sea el desarrollo de la tecnología marítima en el que las Highlands tienen el liderazgo mundial. Fueron pioneros en el aprovechamiento de la energía marítima como alternativa a las energías convencionales y han apuntado a una especialización de alta tecnología en la construcción de navíos y en el mercado de la acuicultura.
- Como apoyo de estos avances, crearon la Universidad de las Tierras Altas e Islas, que cubre las especialidades marítimas, pero también puso el acento sobre otras carreras de interés para la región.
Actualmente en las Highlands viven 470 mil habitantes. Las últimas acciones para su crecimiento están enfocadas en la alta tecnología, pero también en el crecimiento de la participación ciudadana. En Escocia se aprobó en 2015 una Ley de Empoderamiento Comunitario, que les otorga más poder a las comunidades para tomar tierras y edificios para destinarlos a servicios locales. HIE, por su parte, financia a un grupo encargado de hacer un relevamiento acerca de la aplicación de la reforma agraria con el fin de mejorar el aprovechamiento de tierras para la producción bajo la supervisión comunitaria.
¿Cómo hacerlo?
Este mes se conocieron las conclusiones de una comisión formada por españoles, croatas y griegos; que buscan desarrollar un sistema similar al de la Junta de Desarrollo de Highlands and Islands. El análisis está motivado en las dificultades que plantean los bajos índices de población en zonas como Cuenca, Soria y Teruel, que cuentan con apenas 12 habitantes por kilómetro cuadrado.
Las recomendaciones del grupo encargado de investigar la experiencia escocesa sirven para responder qué cuestiones básicas hay que tener en cuenta para imaginar un proyecto similar en otra región.
El trabajo de los miembros de la organización Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (SSPA, por sus siglas en inglés), establece las claves que a su juicio han permitido el éxito de la experiencia:
1.- Organización autónoma y despolitizada.
Es financiada con fondos públicos, pero goza de total autonomía de acción con respecto al resto de las administraciones públicas de Escocia. Los proyectos que encara siguen su curso más allá de quien tenga temporariamente el Gobierno.
HIE participa en el proceso de elaboración del marco estratégico general, contando con las asociaciones y población civil para escuchar sus ideas y propuestas de futuro. Su consejo de administración es nombrado por el gobierno escocés pero sus miembros no son cargos públicos o políticos en activo, sino personas escogidas por su cualificación y solvencia profesional e intelectual: La agencia desarrolla su actividad rodeado de un amplio consenso político y social y un alto grado de confianza con respecto a su misión y actividades.
El personal se compone de profesionales reclutados mediante convocatorias abiertas y públicas de empleo. Prácticamente todas sus acciones las realizan en colaboración con otras entidades públicas, empresas, universidades, administraciones locales y regionales, socios europeos, etc. A lo largo de su actividad HIE identifica claramente qué obstáculos legales y administrativos dificultan el desarrollo integral de los territorios más vulnerables, haciendo uso de su autonomía para llevar a cabo una -por lo general- exitosa labor de lobby ante las autoridades (sean escocesas, británicas o europeas) para realizar los cambios necesarios.
2.- Planifican a medio y largo plazo.
Hacen gala de una enorme flexibilidad combinada con una concienzuda planificación estratégica realizada a través de un amplio proceso de análisis y consulta. Han tenido varias reformas de su estructura interna, objetivos estratégicos y articulación territorial a lo largo de su historia para adaptarse a los cambios y nuevas necesidades.
3.- Presencia y acción sobre el territorio.
Tiene una sede central en la capital (Inverness, 60.000 hab.) y siete oficinas territoriales donde han desarrollado una cultura de emprendimiento y excelencia en la gestión en la que es clave la motivación, los ideales, el optimismo y el entusiasmo por su misión. Tienen una dinámica de trabajo proactiva, capaces de “salir a buscar” a quienes potencialmente pueden jugar un papel fundamental como impulsores de un proyecto.
En definitiva, identifican las oportunidades de cada territorio para llevar a cabo acciones de desarrollo, dialogando y asistiendo a los emprendedores y socios locales, evaluando e informando sobre la marcha de las actuaciones emprendidas y contribuyendo al diseño de las estrategias e iniciativas futuras desde su experiencia sobre el terreno.
4.- Cultura de la cooperación.
HIE ha actuado desde el primer momento en permanente cooperación con las instituciones públicas, además de con empresas privadas, comunidades rurales, centros educativos y de investigación, organismos europeos, etc. Su función y posición en la lucha de los poderes públicos a favor del desarrollo socioeconómico local y contra la despoblación y el declive rural ha sido la de llegar allí donde los demás organismos públicos y empresas privadas no conseguían llegar o alcanzar resultados positivos.
5.- Eficiencia, responsabilidad y control.
Tan importante como el dinero resulta ser el modo de emplearlo y la atención a la relación coste-efectividad. La monitorización de las acciones y su evaluación posterior -incluso para el medio y largo plazo- debe estar siempre presente en todas sus actuaciones. Tan importante es saber en qué emplear el dinero como en qué no hacerlo. Si la actividad de la agencia ha de ser autónoma, las obligaciones de transparencia, gestión ejemplar y responsabilidad en el uso de los recursos públicos resultan fundamentales.
6.- Participación comunitaria
Una de las fórmulas más eficaces -y más propugnada desde HIE-, para llevar a cabo las iniciativas de emprendimiento local es el de las empresas de economía social. Se trata, por lo tanto, de apostar por un modelo de empresa en el que los beneficios económicos sean los suficientes como para garantizar que se alcanza el verdadero beneficio esperado: el mantenimiento de los servicios básicos a la población, la inserción laboral y autonomía de las personas en riesgo de exclusión o el acceso a una oferta cultural y de ocio diversificada y de calidad que a su vez contribuya a reforzar la comunidad local.
Esa política se reforzó en las dos últimas décadas al facilitar el acceso de las comunidades a la tierra y poner el acento en proyectos sustentables que mejoren la calidad de vida. La participación comunitaria en energías renovables es un ejemplo de esa idea.
Eduardo Blanco
25-09-18