El Ministerio de Agricultura de Ecuador se propuso en 2012 recuperar para la producción 70 mil hectáreas de tierras baldías. En ese proceso, las autoridades aprovecharon terrenos no explotados que estaban en manos del Estado y que fueron entregados a pequeños productores. Desde 2012, la productividad agraria ha mejorado notablemente con la recuperación de cultivos como el cacao y el café, además de intensificar la tecnificación agraria y la capacitación d los campesinos. El nuevo gobierno planea extender la cesión de otras 100 mil hectáreas para agricultores familiares.
“Los medianos y pequeños productores son los que garantizan la soberanía alimentaria”. Bajo esta premisa, el gobierno de Rafael Correa decidió desde un primer momento tener como eje productivo del campo ecuatoriano a los sectores hasta entonces más postergados por las cadenas de valor del agro.
Una de las primeras medidas fue un plan de relevamiento de tierras improductivas para ponerlas a trabajar mediante grupos de pequeños productores. Desde 2012 se repartieron 70 mil hectáreas, la mayoría en poder del Estado luego de la crisis bancaria de 1998, y se oficializaron 250 mil títulos de propiedad para productores cuya situación era legalmente irregular.
El acceso a la tierra, una de las premisas de la democracia económica, requirió de una serie de medidas complementarias para desarrollar las economías regionales. Para unificar criterios se creó el Grupo de Diálogo Rural (GDR), cuyo objetivo central es generar políticas que ayuden a eliminar la pobreza rural.
De ese organismo surgieron varios avances que impulsaron el mercado agrícola ecuatoriano. Se implementó el plan de Mejoras Competitivas de Cadenas (MCP), que permitió la intervención estatal en las distorsiones delas cadenas productivas. Otra medida fue el Plan Nacional de Semillas de Alto Rendimiento, destinado a subsidiar a unos 50 mil agricultores familiares, que duplicaron su productividad.
En materia de riego se realizó una interesante experiencia mixta entre la tecnificación a nivel nacional para medianos y pequeños productores y el recurso de recuperar formas ancestrales de riego en algunas provincias, mediante albarradas y reservorios ideales para zonas de baja abundancia hídrica. Estos planes no fueron un regalo del Estado sino que los productores pagan la mitad del costo del riego tecnificado a partir de que mejora su producción.
En cuanto a la capacitación, existe un programa de desarrollo educativo agrario llamado Escuelas de la Revolución Agraria (ERAS), que cuenta con 1335 centros educativos en las 24 provincias. A esas escuelas asisten unos 150 mil estudiantes del área rural que participan de emprendimientos experimentales en el que adquieren conocimientos prácticos.
Gran parte de la financiación de estas iniciativas está a cargo del BANECUADOR, el banco para el desarrollo productivo rural y urbano. Esta entidad asiste financieramente a los pequeños productores, pero además educa a aquellos con menos de 2 hectáreas para que puedan hacer un buen uso de los créditos a los que acceden.
Bajo estas premisas, Ecuador se convirtió en el primer productor mundial de cacao fino (tiene el 60 por ciento de las exportaciones de ese producto), aumentó 130 por ciento la producción de café y mejoró su producción en otros cultivos como la banana, el mango, la quinoa, el arroz y el maíz.
El nuevo presidente, Lenin Moreno, prometió continuar con esta política de fomento al pequeño productor. Entre los anuncios más destacables está el de profundizar la tecnificación y el reparto de 100 mil hectáreas hoy improductivas a agricultores familiares.
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