Un estudio en 10 ciudades norteamericanas comprobó que los municipios estadounidenses empiezan a valorar las ventajas de contratar a cooperativas de trabajadores locales. Aunque todavía incipientes, los emprendimientos autogestionados cobran un impulso inédito con el apoyo municipal.
Una investigación realizada por el Proyecto Economía, de Ohio, dirigida por el historiador Michelle Camou, presentó una radiografía de las cooperativas de trabajadores en diez ciudades de Estados Unidos en la que se muestra el avance de este tipo de asociaciones de trabajadores en el área de los municipios estatales.
“Es todavía un modelo raro son sólo unas 400 cooperativas en el país, que emplean alrededor de 7 mil personas, pero crecieron mucho a partir d ela recesión de 2008 y han cobrado un nuevo impulso desde la reciente elección (de Donald Trump)” explicó Camou al sitio Co.Exist.
El estudio divide a las cooperativas en tres áreas. Las de “método de ancla”, que trabajan en barrios pobres y son subvencionadas o reciben préstamos. Ciudades como Cleveland las eligen para prestar servicios en hospitales y universidades.
El segundo grupo está identificado como las del “método de preferencia”, que están amparadas en legislaciones locales que le dan prioridad a las cooperativas de trabajadores locales para convertirse en proveedores. San Francisco es la ciudad pionera en este tipo de apoyos estatales y en los últimos años se sumaron otras ciudades como Berkeley y Oaklad
El tercer grupo, es el que están desarrollando grandes ciudades como Nueva York y Austin. Se trata de partidas de dinero estatal destinadas a desarrollar cooperativas mediante incubadoras de negocios. Esos grupos de trabajadores suelen realizar convenios en las zonas más problemáticas de la ciudad, donde las empresas tradicionales no tienen interés en participar y las cooperativas cuentan con trabajadores que vive n y conocen perfectamente la zona.
Tammy Shapiro, co-directora de Proyectos de la Red de Coopertiva de Trabajo de Nueva York, sostiene:
[cl-review quote=»“Estamos creando estas redes independientes fuera del sistema económico principal de la ciudad. En estas zonas, donde hay poca movilidad económica y la ayuda del gobierno es insuficiente, las cooperativas permiten empleos que ofrecen la propiedad y un salario digno”.» author=»» occupation=»»]El siguiente paso que debería darse en las ciudades norteamericanas, tanto en opinión de Camou como de Shapiro es concentrar esfuerzos para facilitar que algunas empresas ya existentes que se ven obligadas a cerrar o son habitualmente absorbidas por empresas más grades tengan la opciónde convertirse en cooperativas de trabajo que aseguren el empleo a sus trabajadores sin afectar a la comunidad donde cumplen sus servicios. Shapiro considera que solo en Nueva York hay unas 2.100 empresas que están dispuestas a dar ese salto alternativo. “Nos estamos preparando para esa conversión que reforzaría de forma espectacular el panorama de las cooperativas”, se entusiasma Camou.