Un estudio realizado por el Instituto de Estudios de Política demuestra que las cooperativas de mujeres afroamericanas han logrado llevar adelante con éxito varias organizaciones en los estados de Mississippi, Alabama y Georgia; pese a que el presidente norteamericano, Donald Trump está desfinanciando a esos grupos cooperativos del sur de los Estados Unidos, que toman subsidios del Departamento de Agricultura.
El gobierno de Donald Trump ha negado categóricamente la pobreza en los Estados Unidos. Cuando en junio la ONU presentó un informe sobre los 40 millones de pobres norteamericanos, la respuesta de la embajadora ante ese organismo, Nikki Haley, no fue nada diplomática: “Es ridículo que la ONU examine la pobreza en los Estados Unidos (…) El informe es un ejemplo demasiado común de las prioridades fuera de lugar y del uso deficiente de los fondos en todo el sistema de la ONU”.
Lejos de tomar en cuenta estos documentos, el gobierno de Trump ha buscado recortar los programas estatales que apoyaban a los sectores empobrecidos. Eso sucede, por ejemplo, con la eliminación de los fondos para el Servicio de Cooperación de Negocios Rurales, del Departamento de Agricultura, el único programa federal dedicado a apoyar a las cooperativas a nivel nacional. Una ayuda que llega fundamentalmente a los grupos cooperativos de las zonas con mayor pobreza. Desde 2010, esos grupos apenas han recibido 2,3 millones de dólares, partida que se ha achicado con el gobierno actual. En el esquema ideológico de Trump, para salir de la pobreza hay que generar trabajo en el mundo privado y el resto es hacer méritos para merecerlos.
Pero los 40 millones de pobres existen y la brecha de la desigualdad es cada vez mayor en los Estados Unidos. Frente a este panorama, un informe del Instituto de Estudios de Política titulado: «Cooperativas agrícolas: oportunidades y desafíos para las mujeres afroamericanas en el sur” muestra que- pese a las restricciones presupuestarias- las mujeres negras de los estados más pobres están organizándose exitosamente en cooperativas de trabajo, particularmente en el sur rural, una zona que se conoce como “Cinturón negro” y que abarca algunos de los estados donde se verifican los mayores índices de pobreza.
«En estos estados donde prácticamente no hay infraestructura o economía viable que funcione para toda su gente, tenemos la oportunidad de crear una economía cooperativa, y este informe muestra ejemplos de cooperativas exitosas de mujeres negras que lo están haciendo, con más recursos dirigidos a las comunidades locales e innovaciones, podemos ayudar a expandir ese éxito en algunas de las partes más pobres de este país», explicó Michael Paarlberg, autor del estudio, al sitio de noticias feeedstuffs.com.
El informe destaca algunos ejemplos como las cooperativas agrícolas como Granjas del Condado de Bolívar, en el Norte de Mississippi, y la Cooperativa de Pesca de Plaquemines del Sur, que brindan servicios clave para la comunidad como comida a precios populares y reparación de botes. También hay ejemplos de organizaciones con un mayor grado de desarrollo como la Cooperativa de Servicio Agrícola, la cooperativa afroamericana más grande de Estados Unidos, que apoya a docenas de emprendimientos cooperativos en toda la región en sectores como las cooperativas de crédito, la agricultura y la atención domiciliaria.
Más de 200 cooperativas de propiedad negra en el Sur se han iniciado en los últimos 25 años en la búsqueda de una alternativa al empleo convencional. La población negra sigue sufriendo los efectos históricos de su postergación. Pese a la reactivación económica de los últimos años y la reducción del desempleo, las familias negras que están en la pobreza duplican en número a las familias blancas.
“Los agricultores informan que su principal reto es la financiación. Con incrementos modestos en la inversión pública en apoyo técnico y capital inicial, tales cooperativas podrían expandirse en gran medida a nuevos mercados, emplear un número significativo de personas y contribuir con alimentos más saludables para sus comunidades”, concluye el documento del Instituto de Estudios de Política.
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