Existen muchas experiencias de panaderías cuyo objetivo central está en acercar productos panificados de calidad y a precios accesibles en zonas con dificultades económicas. En la Argentina existió un proyecto de panaderías sociales impulsado por el INTI entre 2003 y 2010, como parte del programa Abastecimiento Básico Comunitario (ABC), que podría reactivarse partiendo de la experiencia adquirida.
En el mundo, uno de los ejemplos más notables es el del “pan público” de la región de Ankara, en Turquía. Este modelo nació en 1982, cuando una grave crisis hiperinflacionaria había generado un aumento del 66% del precio del pan en 1981 y llegó hasta el 105% en 1982 tras la decisión de liberar el precio.
En esas circunstancias, el municipio de Ankara decidió intervenir para regular ese precio creando un proyecto llamado “Pan de la Gente” que consistió en organizar una fábrica de pan de capitales mixtos con locales propios, que funciona en los hechos como una empresa social dado que 41 años después de su creación mantiene como premisas la calidad, el precio accesible y la reinversión de las utilidades en mejoras que permiten la sustentabilidad y crecimiento de la empresa, la innovación tecnológica y una contribución al presupuesto municipal dado que cubren las necesidades de un tercio de la población de Ankara.
De los tres tipos de pan que producían en sus inicios en 1981, hoy producen 50 tipos de panificados y tiene la capacidad de producir un millón de piezas de pan por día, utilizando tecnología que requiere de continuas capacitaciones a los trabajadores y que se complementa con un laboratorio destinado a que los operarios y operarias ensayen nuevos productos.
La gobernanza en este caso es mayoritaria del municipio, que tiene el 40% de la empresa, pero también participan en menor proporción el sindicato de trabajadores que agrupa las panaderías, las cooperativas de consumo y hasta las asociaciones de comerciantes de Ankara. El manejo de la empresa es autónomo, sus directivos son nombrados por el municipio, pero las decisiones de producción, inversiones y manejo empresarial se toman de forma autárquica, manteniendo la premisa esencial de prevenir las distorsiones injustificadas en el precio del pan.