La comunidad de Ulverston, en el noroeste de Inglaterra, recaudó 4 millones de dólares en sólo dos semanas para ayudar a pagar el parque eólico Mean Moor y convertirse en el primer grupo comunitario de ese país que convierte un emprendimiento privado en un desarrollo colectivo. Los miembros de la cooperativa High Winds, el colectivo que realizó la operación, fueron apoyados por un fondo de inversión cooperativo que le financió el proyecto mientras recauda los 10 millones de dólares que cubren la operación.
High Winds, una sociedad de beneficio comunitario creada en 2014 con el propósito de construir y operar aerogeneradores para producir energía renovable, es la primera sociedad colectiva que compra un parque eólico para que la comunidad proyecte su propio plan de energía, de acuerdo con las necesidades de sus habitantes. Si bien en el Reino Unido hay varias experiencias de cooperativas comunitarias que están a cargo de generadores de energías renovables, es la primera vez que un parque privado pasa a manos de los vecinos receptores de la energía.
El parque eólico Mean Moor está compuesto por tres turbinas y está situado al otro lado de un valle en Harlock Hill, en la región de Cumbria. La empresa Infinergy decidió vender las tres turbinas hace un año, pero rechazó la primera oferta de High Winds. La comunidad de Ulverston resolvió las dificultades para reunir los casi 10 millones de dólares que se requerían mediante el fondo Thirve Renewables y el grupo Energy4All, entidades inversoras especializados en energías alternativas que operan dentro de lo que los europeos denominan “inversiones éticas”, generalmente asociadas al apoyo de iniciativas populares.
Con ese capital, High Winds compró el parque y se dispuso a reunir el dinero para cubrir la deuda. En sólo dos semanas recaudaron 4 millones de dólares de interesados en apoyar la iniciativa, quienes reciben una libra por cada acción comprada. El máximo de acciones que pueden tener los interesados es de 100 mil, pero esa posesión no les permite imponer su criterio porque todos los accionistas, desde el más pequeño al más grande, tienen un voto que vale lo mismo a la hora de tomar decisiones.
La cooperativa comunitaria espera ahora ampliar su campo de acción más allá del proyecto energético, apoyando otros proyectos productivos locales y formando un fondo comunitario que los financie.
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